1 año sin Whatsapp

Whatsapp, la mensajería instantánea más extendida por todo el planeta, una herramienta de comunicación muy cómoda a simple vista pero a la sombra dañina para sus usuarios. El otro día me di cuenta de que llevaba más de un año sin Whatsapp, sí, has leído bien, un año sin Whatsapp, lo que parece una tortura para algunos, a mí se me pasó volando.

Soy un usuario de las redes sociales libres desde hace cosa de año y medio, entre ellas se encuentran: Diaspora*, GNU social y Pump.io, además utilizo Jabber (también llamado XMPP) como mensajería instantánea, pero en estas redes sociales libres y descentralizadas no están, por desgracia, todos mis amigos. ¿Por qué por desgracia? porque me respetan como usuario y no me utilizan para lucrarse, a pesar de los buenos servicios que den las otras redes sociales como Facebook, Twitter o Google+, por ejemplo, hay un tráfico de datos detrás enorme con el que consiguen sacar muchísimo dinero. Todo servicio en Internet tiene un coste, ya sea un buscador como Google o DuckDuckGo o una red social como Facebook o Diaspora, ¿dónde está la diferencia? en que las redes sociales privativas y centralizadas venden datos y las libres y descentralizadas protegen esos datos, cubriendo los gastos a través de donativos y, a veces, publicidad (pero suele ser opcional y para nada personalizada, no nos espían).

Por otro lado, creo que debería recalcar que esos datos no solamente van a parar a un mercado exclusivamente de ello, políticamente también hay implicaciones, ya que un gobierno puede exigir los datos que quiera a estas redes sociales (algo muy complicado de hacer en una red descentralizada). Por lo tanto, al usar estas redes sociales centralizadas y cerradas, sólo ayudamos a que se nos pueda manipular y controlar mucho mejor, ya que les damos más información sobre nosotros (a qué hora nos levantamos, nuestra ubicación en cada momento, con quién, qué, cuándo y cuánto tiempo hablamos con quien sea, nuestros gustos, horarios, archivos, etc) y como «saber es poder», sabiendo cómo es una persona o una población, se sabe muy fácilmente cómo manipularla. ¿Cómo es que permitimos esto? porque lo hacen «por nuestra seguridad».

Whatsapp es un medio por el que pasa una cantidad de información impresionante, tanto conversaciones estúpidas como contraseñas e informes importantes. Que uno considere que no tiene nada que ocultar porque, total, «somos simples ciudadanos que no han hecho nada malo». Un momento, ¿seguro? ¿quién se conoce todas las leyes de nuestro país? es más, ¿sabemos si quiera cuántas leyes hay? ¿cómo vamos a saber si estamos incumpliendo alguna? ¿se supone que si no nos han multado, detenido o encerrado es que lo estamos haciendo bien?, sin embargo, sabemos que compartir y descargar archivos con Copyright a través de Internet es ilegal, pero que tire la primera piedra quien no haya descargado ninguna canción con esta licencia de Internet. Las leyes no están para que las cumplamos, están para que, si el día de mañana quieran detenernos, puedan hacerlo (dentro de unos límites, claro está).

«Cualquier sociedad que abandone algo de libertad por conseguir algo de seguridad no merecerá ninguna y perderá ambas.» ─ Benjamin Franklin

Volvemos entonces otra vez a lo de antes, si hay un mercado tan sumamente enorme ahí fuera y un control tan masivo de datos, es porque hay mucha gente en el mundo que sí tiene cosas que ocultar, sin embargo, todos somos ciudadanos y la inmensa mayoría somos gente de a pie, que tiene en la cabeza unos estudios, trabajo y familia como forma de vida y que no tiene intención de herir a nadie, ni si quiera de hacer arder una papelera. ¿Cómo puede ser que entonces haya esta cantidad de manipulación para buscar a cuatro terroristas? ¿no será que todos tenemos cosas que ocultar y estamos «pagando justos por pecadores»? yo no veo que sea justo que pague por ello (además, como si los terroristas fueran a usar Whatsapp y estos servicios para hablar de estos asuntos), y no estoy dispuesto a dejar que nadie hurgue en mis asuntos, es por eso mismo por lo que me he estado bajando del carro poco a poco: hace dos años borré mi cuenta de Google y Microsoft (y borrando Skype), hace más de un año que me quité mi cuenta de Whatsapp y unos meses que me borré de Facebook, actualmente tengo cuentas en Twitter, Telegram, Jabber/XMPP, Diaspora, GNU social y Pump.io y las suelo usar a diario. Un momento, ¿Twitter y Telegram? ¿ellos no juegan con nuestros datos? sí, pero es el mal menor y actualmente no puedo tener una vida social en condiciones bajo mi punto de vista con tan sólo el correo y el número de móvil de mis amigos, y Telegram lo uso en lugar de Whatsapp junto con Jabber por sus chats secretos (que usan P2P) y sus apps libres, pero sigue siendo un servicio tan centralizado como Whatsapp.

Si queréis hacer como yo, os recomiendo que miréis en mi blog las entradas sobre cada una de las redes sociales libres y descentralizadas antes nombradas 🙂